jueves, 23 de agosto de 2007


Cuando esperas, lo trivial se hace eterno.
Se acentúan los pecados que te llevan al infierno.
Se te acaba la esperanza de tanto esperar al viento,
miradas interminables, rugidos de amor en fuego.
Esperando puede ser que en la espera se detengan
todas las noches de ensueño que por despertar aguardan,
se detendrán las sonrisas, la llovizna inesperada.
Se detendrá todo...¡ todo ! Y en el moverse inconcluso,
alfombra azul de la Nada,
quedarán petrificados los anhelos de algún alba
que esperando se quedó por convertirse en mañana.
Es por eso que en la espera de lo que no llega nunca
prefiero desesperarme, resucitando añoranzas.
Todo por no detener en una paciencia vana,
este débil corazón que aún le palpita al alma.

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