viernes, 19 de octubre de 2007

Escúchame Francisco


Nunca te he pedido nada, hermano de la pobreza, porque no me siento digna de mencionar ni el nombre de quien tan cerca de Dios ha vivido.Siempre te he visto lejano porque te miré desde la tierra en que camino. ¡ Tonta yo que no pensé por un momento que mis pies se elevan cuando miro al cielo! Has sido mi modelo, mi inspiración, pero sé que he fallado en el intento.¡ Y tú tan fiel siempre, regalándome tu alegría a travé de esos chiquillos que adornan mi existencia:mis diez perros, mis trece gatos, mis avecitas, mis peces, las ratas, las arañas, los insectos, en fin, todo lo que el humano ve y piensa como inmundo e inferior...¡ El humano! Llevo días sin consuelo detestando mi origen y con él rechazando al creador que tan pacientemente me espera, tal vez sabiendo que jamás llegaré.
Escúchame, Francisco, hermano de lo que no llamamos humano, amigo de lo que llamamos inmundo, aliado del sol, del fuego y de la luna.Escúchame, que el tiempo se me acaba y de nuevo estoy el el abismo.Se me escapa el amor de mi pecho.De nuevo me siento sangrar a través de heridas que creí sanadas. Otra vez, hermano humilde, no hay paz en mis noches, los amaneceres se convierten en enemigos de una muerte que pensé segura entre el licor de la noche y mis almohadas.
Francisco,dame tu paz...tu paz, hermano, para poder entender de dónde llega esta pena que me destroza el alma.Dame de tu dulzura para sacar este odio de mis venas, para mirar al humano como si fuera una avecilla del monte y poder llamarle ´hermano´.
De lo contrario, Francisco, si no le llevas mis penas al que murió por mí, si no le cuentas que fracasé de nuevo en este nuevo intento por encontrarle,estoy perdida.
¡ Encuéntrame, Francisco ! ¡Sostenme, Francisco! ¡ Despiértame, Francisco, que de nuevo se ha quedado dormida mi existencia ! Díle que sí, que sí lo espero, que no me atrevo a hablarle por temor a no entenderle. Díle que me caigo de nuevo hasta el fondo de mi propio dolor.¡No me dejes caer, amigo,que esta vez no sé cómo haré para levantarme!
¡ Quiero que me ciegue para verlo de nuevo !¡ Quiero aprender a amar, dejar que su amor utilice mi corazón ! Quiero, pero no puedo.No me quedan fuerzas.
Déjame domar este lobo que se come mi vida. Déjame poder hablarle para entenderlo y ser su amiga.Permite que el fuego queme mis sienes para que la infección que corroe mi corazón no sea más.¡ Amigo francisco, escúchame ! Solo me quedas tú.Si no te escucho, si no me oyes, si no me hablas, si no te siento, entonces será el final...y esta vez no pienso detenerlo...

2 comentarios:

Cada decisión que tomas tiene un resultado. ¿Qué vas a hacer? dijo...

Diana:

¿Sabes una cosa? No solamente Francisco te escucha... Existimos personas que te eschuchamos aunque contamos con el tiempo contado. Si crees que Francisco no te escucha no te frustres yo te escucho, aunque de santo no tengo ni un pelo, pero como amigo estoy presente. Sabes que apesar de no estar presente físicamente en tu vida constantemente (porque no me soportarías 24 horas a tu lado por mis cosas o por mis despistes; una de las 2), estoy aquí. Porque como tu me dejaras saber en "Tengo un amigo". No sé si escribiste por pasión o por dolor, no sé si el arte de la escritura se convirtió en esta ocasión otra vez en arte o en medio de desahogo ante una dura realidad de vida, de tu vida.
Diana, estoy aquí, simplemente ESCUCHÁNDOTE...
Te Quiero Mucho, aún más de lo que puedas imaginar...
Con calma...

Cada decisión que tomas tiene un resultado. ¿Qué vas a hacer? dijo...

Dianna:
Sabes que más que una amiga eres una hermana. Y si Francisco no te escuha, ese Divino hombre, en la tierra existen seres como tu que te pueden escuchar. Estamos tan cerca de ti, a un paso, a una llamada. Sólo tienes que llamar y nosotros, responderemos. Siempre. Querida hermana NO permitas que el dolor, la rabia, el odio, continúen marchitando tu vida. Eres una mujer fuerte, tu lo sabes, si has llegado hasta aquí es porque eres fuerte. Diana, reacciona, NO permitas que el dolor gane esta batalla. Te amo muuucho...
Tu hermana, Elsita