domingo, 23 de septiembre de 2007
Siempre a las tres...
Hoy recordé a mi abuela. Ella me cuidaba en lo que mi madre llegaba del trabajo.Para mí, la vida era lo que mi abuela dijera. Había que trabajar, luchar, sufrir, comer bien y dormir mejor.Ella fue una mujer admirable. Su genio de piedra la hacía más ruda de lo que en realidad era.Sufrió mucho de pequeña, trabajaba desde los 2 años con su hermano menor llevando agua de algibe a los vecinos del barrio La Cruz en Moca.Luego bailaba a los cinco añitos en los patios para que le lanzaran monedas que llevaría a su madre, quien era la comadrona del lugar. Tenía que soportar las golpizas y quién sabe cuántos abusos más de su padre, un español amargado por la vida que murió a los 115 años...ella lo cuidó hasta su muerte.
Pero lo más especial de pasar el día con doña Pepa, era el momento de tomar un duchazo.Siempre, sin fallar, a las tres de la tarde, el mundo se detenía.Era cuando tomábamos un duchazo,nos lavábamos la melena dejándola secar al aire.Ropa limpia, polvo en la cara para ella, perfume de violetas,y el toque final,lápiz labial rojo.
Cuando tenía 8 años le pregunté por qué siempre teníamos que ducharnos a las tres,siempre puntuales a tan refrescante ritual.
---Porque a las cuatro llega Arturo, y nos tiene que encontrar lindas, y sobre todo limpias.
Entonces ese día me enseñó que la mujer se debe a su marido, que después de tanto trabajar fuera, lo menos que merece es que quien lo reciba esté limpia y perfumada. ¡ Ah ! Y sobre todo, los labios...rojos, muy rojos, para su deleite.Aunque eso no lo entendí, me pareció fascinante.¡ Papi Arturo ! ¡ El viejo más hermoso que he conocido ! Al morir él, terminó mi infancia, terminaron las tardes retozando sobre su panza adorada, terminaron las interminables horas mirando extasiada aquellos ojos verdes que no he vuelto a encontrar en mi paso torpe por la vida.¡Sí, valía la pena el ritual!
Desde ese día, si alguien me preguntaba qué iba a ser cuando grande, les decía : ´´Esposa de un hombre como papi Arturo.´´¡Era mi sueño!
Cuando mi abuela enfermó de muerte, nos confesó a mi madre y a mí, que los besos de mi abuelo ´´sabían a gloria´´.Sé que fue una confesión inconciente, de moribunda.¡Que delicioso tener esos recuerdos antes de morir, pensé!
Pero la vida siguió a pesar de mí misma.Ocurrieron las desiluciones, los desengaños, las mentiras, las traiciones.¡ Ya mi sueño no fue más querer ser esposa.El matrimonio no se había hecho para mí.Ni enamorarse siquiera permaneció en mis opciones.
Es imposible encontrar a alguien que sea tan dulce, que te ame tanto, a quien ames tanto.No es posible que te sean fiel hasta la muerte, el amor así es mentira.Así pensando, me siento más segura, nadie me hará daño, no sufriré de nuevo lo amargo de la separación.He decidido no volver a enamorarme, pasar sola el resto de mi vida. Eso fue un sueño de chiquilla tonta que no se hará realidad jamás.
...Aunque casi siempre me dé un duchazo , deje secar mi pelo al aire y me pinte los labios de color rojo...muy rojo...a las tres...siempre a las tres.
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