Es el no saber por qué duele, o saber que siempre dolerá. Es tener que soportarlo sin que nadie sepa. Es saber que no hay forma de escapar, porque estás dentro del dolor. Es mirar al mar interno y no saber dónde vas o, lo que es peor, no saber dónde estás.
...Es tener que sonreír y darte cuenta de que te has acostumbrado a hacerlo...
domingo, 25 de septiembre de 2011
De nuevo, este dolor
jueves, 22 de septiembre de 2011
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